De pie, en un pasillo amarillo con huellas, sin pretensiones,
dibujadas en témpera; al fondo se oye el chasquido de pasos enérgicos,
zapatitos de colores que pisan nubes y cosen alas de papel a sus espaldas. Abrí
los ojos y no vi cuerpos, vi las almas. Salté del escenario, ya no es
necesario ser protagonista. Desperté, estar dormida ya no es ineludible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario