jueves, 24 de marzo de 2011

Ciclos comprendidos


La vida tiene ciclos, ciclos de ausencias y dolores en el alma. Ciclos vigorosos,
pasmados de satisfacciones, ciclos ricos de recordar,
que se transforman en
sabiduría misma de cómo vivir
. Esta sabiduría limitada todos la poseemos, cada uno la construye en el tiempo y su construcción perdura hasta la muerte.
Es ella la causante de este cuestionamiento hacia tradiciones, creencias y rituales que fueron manifestándose desde que era una niña, cuando jugar era el único medio de aprendizaje, rezar era a diario y asistir a misa dominical era como alimentarme.
Ahora, en mi presente, no existe esa Iglesia que explique todo
sobre todo. Respeto mucho a quienes creen y tienen una fe inquebrantable, mis padres son uno de ellos.
He errado, he ganado y paralelamente he construído esta armonía entre mi existencia, mi conocimiento y mi propio aprendizaje, tan personal como mi cama y tan convincente como mi verdad.
Es mi verdad la que se encuentra enlazada con mi sabiduría como una cómplice sensata, cómo un padre pinguino lo es a su hijo, como una madre lo es a su primogénito. Es la verdad quien traspasa el cielo, la atmósfera y más allá, si creo en ella.
Es ella la que está fuertemente conectada con la naturaleza
.
Por años, desde el inicio, incansablemente la naturaleza ha demostrado que es ella quien gobierna, ardua e insuperablemente
. Algún día me condensaré, mi cuerpo en un futuro será lluvia, arcoiris y nube, soy parte de la naturaleza, respetarla y respetar a los seres humanos, es una condición.
Cuando mi cuerpo se detenga, un nuevo ciclo llegará, un ciclo capáz de manifestarse en el momento que deba ser. Esta etapa de la muerte es necesaria, así la naturaleza continúa y se mantiene como tal, para
los futuros que vendrán. Acepto y me entrego a la vida y a la vez a la muerte, no temo.
Mi verdad no es absulota, pero es ella que me mantiene viva y más que eso, sonriente.
Por que Dios, Dios es grande.

viernes, 4 de marzo de 2011

Los tres Chile



En mi país hay tres países, quizás uno o dos más. Sus distinciones son sublimes, a veces garrafal podría ser la acertada definición, tanto así que ni sanar es lo mismo. En un Chile el rico paga por vivir y en el otro la muerte llega en el intento. Hay veces que nose a cual pertenezco, me siento posicionada en uno, luego en el otro y el otro. Quizás estos tres Chile sean los responsables de esta confusión social.

He creído a ciegas que un día sólo habrá un Chile, con oportunidades para todos, con una sala de clases con los mismos asientos y con un profesor que se entregue por igual. He confíado en las personas, pero hay algo o alguien que se estanca y todavía no lo entiendo, yo también me he paralizado, ¿será que realmente uno se cansa de pensar por igual cuando todo es desigual?.
Cómo excluír o mejor dicho aniquilar la desigualdad, cómo hacer que el pobre estudie y sea amigo del rico, cómo hacer que el rico sea amigo del pobre.
Me han dicho que es utopía, yo diría que más que una quimera es una futura existencia de un Chile en donde sus chilenos sientan la necesidad de autorrealizarse y autorrealizarse podría ser mucho más que ganar un sueldo convincente, mucho más que un auto que deslumbre por su modelo, más que una casa con detalles minimalistas, en definitiva podría ser un lugar en donde todos velemos por todos y el bien de un país sea el pensamiento que predomine, ¿Tan lejos estamos de eso? ¿Tan básico sómos?.
Si cuando veo a una madre acariciar a su hijo, a un abuelo con bastón que cae al suelo, acercándose un jóven para ayudarlo o a un chofer diciendo "buenas tardes dama", nace la ilusión en donde el respeto es el que prime, abro bien los ojos y lamento que en mi Chile la misma madre golpee a su mismo hijo, que el mismo abuelo se enoje con el jóven por querer ayudarlo y que el mismo chofer golpee a la mujer.
¿Será que esta desigualdad nos hace actuar de esta manera? ¿Será que el estres de vivir por mantener una familia se esté volviendo un hecho maquiavélico?

Un tema, sin resolver.
Y yo aún nose a cual Chile pertenezco.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Saber que existes



Lo mejor de saber que existes, es que no importa si estás lejos o estás cerca, es la ventura de poder recordarte aunque no me pienses, aunque no me sientas, aunque no signifique. Es al fin poder ver más allá de mí, es tener el poder de observarte como inalcanzable y como misterio que ansío conocer. Lo mejor de saber que existes es que a ratos, no recuerdo mi propio orgullo, porque desde que te pienso, solo pienso en ti y me abandono sin quererlo. Lo mejor de saber que existes es que me importa lo que piensas de mí, porque pensarte como yo te pienso podría ser la más hermosa forma de imaginar.
Es que al pensarte, mi imaginación vuela cómo un águila, pelea como un tejón y late cómo corazón de niña. Es tu inspiración, recompensas en formas de ilusiones que si no llegan a destino podré decir que no eres para mí, que tú eres para otra y yo para otro. Lo mejor de saber que existes, es el quererte así, a mi manera, no se si sea la mayor forma de hacerlo, pero realmente es querer. 
Es vivir sabiendo que en instantes te sientes en armonía y en otros sufres como un ser humano. 
Es reconocer que eres imperfecto y que sacas lo mejor de mí, sin tú quererlo.
Lo mejor de saber que existes es que podría una y otra vez luchar por ti aunque haya más de dos o tres obstáculos. Es hacer brotar mi impulsividad y mi brutal forma de actuar. Lo mejor de saber que existes es sin duda, tú existir.